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¿Por qué insistimos en casarnos?

¿Por qué insistimos en casarnos?

¿Interés? ¿Ingenuidad? ¿Puro romanticismo? ¿Qué razones nosllevan al altar... para que luego todo explote por los aires?




Angelina Jolie y Brad Pitt en 'Mr. & Mrs. Smith', la película durante cuyo rodaje se enamoraron.

Ni el fútbol ni el tenis ni el ciclismo... Sin duda, el verdadero deporte nacional en nuestro país es el matrimonio. No hay disciplina que se practique tanto en España como la carrera por parejas hacia el altar. Y es que, a pesar de que las cifras (de divorcios) ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos invitan a descartar esa vía para ser felices, lo cierto es que parece que a los españoles no nos basta con tener pareja o vivir en pecado, preferimos legalizar la situación y pasar a engrosar la potencial lista de nuevas separaciones. Lo cual no es una visión pesimista, sino ciertamente realista, porque si bien el porcentaje de matrimonios aumentó un 2,3% en 2015, respecto al año anterior, el de las parejas que decidieron divorciarse creció un nada despreciable 5,6% en 2014… ¿El jarro de agua fría definitivo? El anuncio de separación de Brad Pitt y Angelina Jolie.
Estas cifras no hacen sino poner de manifiesto que a pesar de que todo apunta a que la duración del matrimonio no es sine die, o en términos litúrgicos “hasta que la muerte nos separe”, –según el INE, en 2014 la duración media de los matrimonios fue de 15,8 años–, deben existir poderosas razones que hacen que generación tras generación nos lleven en volandas hacia el altar. Pero, ¿cuáles son esos motivos? ¿Qué necesidad tenemos de rubricar nuestro amor delante de un juez de paz? Para Eva Hidalgo, psicóloga y coach, “las personas que deciden casarse ven en la celebración del matrimonio, sea religioso o no, un ritual con el que formalizar su vínculo de pareja. Demostramos a los demás, y a nosotros mismos, nuestro compromiso y amor hacia la otra persona trasladando el mensaje de que es importante y con la que se quiere desarrollar un proyecto”.


El matrimonio no es una cuestión de sexo


Décadas atrás las razones para casarse eran muy claras y estaban plenamente interiorizadas por cada sexo. Pero, ¿sigue siendo así? No para la psicóloga Eva Hidalgo. “Actualmente ya no se trata de una cuestión de género sino de creencias, contexto cultural o de valores transmitidos. Los mitos románticos, los roles de género y la presión familiar hace años generaban diferentes expectativas y necesidades respecto al matrimonio en función de si eras hombre o mujer. Pero hoy en día las motivaciones son muy diversas y no responden en absoluto al sexo de quien las tiene”.
Silvia Pérez, psicóloga de la agencia matrimonial Alter Ego (Madrid), tampoco hace distinciones. “Ambos tienen motivos muy parecidos. Dos de los más habituales son formar un hogar estable y crear una identidad familiar junto a un compañero al que desean y quieren”.
Compartir el futuro, con sus cosas buenas y las que no lo son tanto y, sobre todo, “saber que puedes contar con tu pareja para afrontar las segundas”, es para Silvia Pérez Manjavacas, psicóloga en la agencia matrimonial Alter Ego (Madrid), otro de los principales motivos que la mayoría de la gente arguye para dar el sí quiero. Aunque la experta matiza: “En ocasiones no es necesario que llegue a darse la situación adversa en la que nuestra esposa o nuestro marido nos muestre su apoyo, sino que es suficiente con saber que llegado el caso lo haría”.

Parches y tiritas

Mientras unos ven en el matrimonio un eficaz repelente capaz de ahuyentar toda clase de males, otros creen que casarse es la solución perfecta ante una crisis que amenaza la continuidad de su relación. “Cuando la pareja se siente estancada, tiene conflictos o no logra alcanzar un estado óptimo de bienestar, opta por el matrimonio con la expectativa utópica de que ese gran paso va a afianzar su amor casi por arte de magia, disolver los malentendidos y volatilizar todos sus problemas”, sostiene Hidalgo, quien se apresura a advertir que, “una vez pasada la boda y la euforia que conlleva dicho evento, la pareja vuelve a su rutina de desencuentros o apatía, ya que ha intentado curar una gripe pegándose una tirita en la frente”.
A pesar de que la mayoría de los novios cree que la vida conyugal les traerá la felicidad eterna, Fernando Monge, profesor del Departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED, no ve “una relación directa entre el matrimonio y la felicidad”. En la misma línea, y desde el punto de vista de la psicología, Hidalgo cree que eso de que fueron felices y comieron perdices es el resultado de sumar ingredientes tales como la aceptación y estima de uno mismo y del otro, la comprensión y apoyo mutuo, la creación de proyectos en común, el humor, la capacidad de resiliencia para afrontar cualquier crisis, el respeto, la atracción sexual y/o el cariño, tener inquietudes compartidas, etcétera”. Y concluye enfatizando que esta lista “no tiene nada que ver con haber firmado o no un documento que certifique esa unión”.

La presión social es uno de los factores responsables de muchos de los matrimonios registrados en el mundo. En Shanghái existe un mercado donde padres y abuelos ‘anuncian’ a sus vástagos solteros
Prueba de que el matrimonio adolece de esta falta de garantías es el elevado número de demandas de divorcio que pasan por las manos de abogados como Lorena Benito (Legálitas). Gracias a la práctica de su profesión, confirma que, “aunque existe un extenso abanico de argumentos por los cuales comienza un proceso de ruptura, las razones más reiteradas son las desavenencias dentro del seno familiar, el desenamoramiento y, obviamente, la aparición de terceras personas”.
Pero entonces, ¿qué ocurre en la sociedad? ¿Por qué nos seguimos casando? ¿Es que nos creemos inmunes a todos esos peligros que amenazan con deshacer los lazos matrimoniales? Eso parece. Al menos así lo cree la abogada: “Ninguna pareja en el momento de contraer matrimonio tiene presente la posibilidad de la disolución de su unión, puesto que los cónyuges se casan en la creencia de que su amor será eterno y que nada ni nadie podrá conseguir que se fracture lo que hay entre ambos”.

Milagros, los justos

Parece que, en general, los aspirantes a convertirse en matrimonio depositan en el día D un mundo de esperanzas, siendo la mayoría de ellas utópicas. En este sentido, la psicóloga Silvia Pérez añade dos anhelos más que suelen perseguir las parejas antes de casarse: uno es que la vida será más fácil después de la boda, y el otro que el entendimiento será mucho más claro y fluido. Sin embargo, la experta califica ambos como “objetivos poco realistas”, por lo que aconseja redefinirlos ya desde los primeros días de la vida de casados. De hecho, en el caso de no hacerlo, según Pérez, “estas metas inalcanzables suelen convertirse en uno de los principales motivos que conducen al divorcio”. A modo de ejemplo describe el caso de aquellas parejas que después de varios años de noviazgo deciden casarse y, en contra de todo pronóstico, se divorcian al poco tiempo. ¿Por qué? “La explicación reside en que las parejas se crean unas expectativas iniciales que identifican el matrimonio con un salvoconducto hacia un porvenir perfecto y, poco a poco, la realidad y el paso del tiempo destruyen esas esperanzas”, aclara Pérez.


Presionados por el qué dirán


¿Pasa la treintena y todavía no se ha casado? ¿Se siente empujado por su entorno para contraer matrimonio lo antes posible? La aprobación de los demás es una de las razones más poderosas y convincentes a la hora de decantarse por el matrimonio o permanecer en la soltería. Y es que, “aunque en España ser soltero no llegue a ser un drama como ocurre en otras sociedades como la china, no significa que no llame la atención o se tilde la situación de anómala”, afirma Fernando Monge, profesor del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Facultad de Filosofía de la UNED.
Se deduce por tanto que la presión social ha sido, es, y probablemente será uno de los factores responsables de muchos de los matrimonios registrados en el mundo. Sin embargo, es justo matizar que esta coacción presenta diferentes grados dependiendo del área geográfica donde nos encontremos, siendo realmente significativa la que soportan los ciudadanos chinos, fácil de imaginar al recorrer sus calles… Así lo explica el experto: “Cualquier turista que visite la Plaza del Pueblo de Shanghái puede pasear por el mercado de solteros. Un espacio informal en el que padres, madres, abuelos y abuelas anuncian a sus descendientes con el fin de buscarles pareja matrimonial. Lo hacen porque sus hijos o hijas no se han casado a la edad tradicional o no tienen interés en hacerlo, ya que viven dedicados a sus profesiones y llevan un modo de vida muy distinto al de sus progenitores. Para sus familias ese cambio de mentalidad es vivido como una ofensa y con una angustia desmedida”. Monge concluye con una interesante apreciación: “Posiblemente, estos mercados se han convertido en un lugar donde los progenitores encuentran un apoyo para compartir el dolor por la pérdida de respeto de sus hijos”.


EMPEZAMOS SEPTIEMBRE HUYENDO DE LA RUTINA EN LA PAREJA

EMPALAGOSOS

10 hábitos de las parejas que duran y duran


10 hábitos de las parejas que duran y duran

Solo si cumples todos estos requisitos podrás decir que estás en una relación plenamente satisfactoria que te hace inmensamente feliz

Cantaba Ana Torroja que “el amor son tres flores que se riegan a diario” (la tuya, la mía y la de los dos). Quizá en este reparto bienintencionado de cuidados y atenciones resida el secreto del amor eterno. Y es que si para enamorarse basta con dejarse llevar, para mantener la llama encendida se exige una buena dosis de voluntad. La comunicación, evitar la rutina o hacer en la cama algo más que dormir son tres de los pilares sobre los que debería levantarse una relación sólida y duradera. Pero no son los únicos. Hemos recopilado el top ten de los hábitos que tiene una pareja enamorada y feliz.

1. Dicen lo que sienten
¡Te quiero tanto! Pero... ¡tanto! Con esta frase nos acostamos y nos levantamos cada día cuando estamos en pleno subidón de enamoramiento. Pero, poco a poco, sustituimos este “mantra del amor” por una especie de gruñido apenas audible y que solo proferimos en contadas ocasiones. “Al principio de toda relación siempre se tiende a expresar lo enamorados que estamos. Pero, con el tiempo, la mayoría perdemos este hábito, lo cual es un grave error, ya que para que una pareja siga funcionando tenemos que aprender a expresar los sentimientos positivos que se tienen hacia el otro”, asegura Silvia Pérez, psicóloga en la agencia matrimonial Alter Ego (Madrid).

"Para que una pareja siga funcionando tenemos que aprender a expresar los sentimientos positivos que se tienen hacia el otro”

Silvia Pérez, psicóloga
2. Huyen de la rutina
Sin duda, uno de los seguros con los que cuenta cualquier relación para garantizar su felicidad y duración en el tiempo. Invitar a tu pareja a cenar un miércoles cualquiera o sorprenderle con una escapada de fin de semana a un hotelito rural son la clave para que una relación se mantenga viva. Eso sí, es cosa de dos. “Ambos han de trabajar para que la relación sea todo menos aburrida”, advierte Pérez, quien asegura que “la rutina en una relación es muy peligrosa. Cuando se instala el desinterés poco podemos hacer”.
3. Respetan sus espacios personales
Tan importante como hacer cosas juntos es que cada uno mantenga su parcela de intimidad. Al menos, eso es lo que cree la experta: “Compartir las mismas actividades refuerza la relación, pero no es imprescindible, ya que también es necesario que cada uno tenga su propio espacio para ser él mismo y no una copia del otro”. Esta visión alejada del “siempre a la verita tuya”, que diría La Faraona, defiende que en la pareja no hay que compartirlo todo. “Es más, a veces, hay que reservar momentos propios de soledad y reflexión personal”, añade la psicóloga.

“Compartir las mismas actividades refuerza la relación, pero no es imprescindible, hay que reservar momentos propios de soledad y reflexión personal"

Silvia Pérez, psicóloga
 
4. Duermen pegados
¿Abrazados? ¿De frente? ¿En modo cuchara? ¿Separados pero con los pies entrecruzados? Existe todo un catálogo de posturas para dormir en pareja y todas dicen algo sobre nuestra relación. Para la psicóloga, “al margen de la comodidad que todos buscamos al dormir con alguien, lo pegados que estemos, hacia qué lado miremos o dónde apoyemos las manos son verdaderos signos que revelan la conexión que existe con la pareja”, opina la experta. La misma conclusión se desprende de la investigación liderada por el equipo del psicólogo Richard Wiseman (Universidad de Hertfordshire, Reino Unido), en la que se establece que las parejas más felices y plenas son aquellas que duermen cara a cara y tocándose.

Las parejas más felices y plenas son aquellas que duermen cara a cara y tocándose

Investigación de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido)
 
5. No dan nada por supuesto
“¿Es que no lo ve? ¿No se da cuenta de lo que sufro?”… Estas son las preguntas que nunca se hacen las parejas con una relación sana y exitosa. Y es que, por muy guapo/a que te parezca tu pareja, recuerda que no posee el don de leer el pensamiento ajeno. Por lo tanto, de nuevo, la comunicación es la clave. “Debemos hacer a nuestra pareja partícipe de lo que nos pasa, nuestros sueños, sentimientos, problemas… Del mismo modo que también son importantes los silencios, ya que, en determinados momentos pueden ser igual de significativos”, afirma Pérez.

6. Hacen el amor sí o sí cada semana
No se trata de ir por toda la casa marcando territorio (hoy en el sofá, mañana sobre la lavadora y pasado debajo de la mesa), pero sí de vencer la pereza que acaba instalándose con el paso del tiempo, y ser fieles al menos al “sábado, sabadete” semanal. Y es que, “el sexo es imprescindible para que una pareja funcione como tal”, señala la psicóloga, quien además remarca la “importancia de no caer en la monotonía y de ser creativos para que la pasión de los primeros días esté siempre presente”.

“Si no cultivas las relaciones fuera de la pareja, cuando las necesites no las encontrarás”.

Silvia Pérez, psicóloga
7. Cierran el Facebook
“El abuso de las redes sociales como medio para comunicarnos es algo que con el tiempo se paga caro en una relación de pareja”, sostiene Pérez, quien aconseja dosificar la conexión a Internet, ya que “pasamos tantas horas conectados que no tenemos tiempo para hablar cara a cara, ya sea de las banalidades del día a día o de nuestros pensamientos más profundos”.

8. Siguen quedando con los amigos
Hay una frase que deberíamos grabarnos a fuego en la frente (o donde fuera) para no olvidar: “No aislarse del mundo”. Estar enamorado no debería identificarse con vivir solo por y para la persona amada. Eso lo tienen en cuenta las parejas más felices, ya que, “al mantener las amistades no solo enriquecen la relación, también cuentan con un valioso apoyo en los momentos de crisis”, asegura la experta. Y añade: “Si no cultivas estas relaciones fuera de la pareja, cuando las necesites no las encontrarás”.

9. Se ponen en los zapatos del otro
Las parejas más felices son empáticas, o como dice la psicóloga Silvia Pérez, “reconocen que el otro puede pensar y sentir de un modo distinto, incluso opuesto al propio. Solo con una buena dosis de comprensión y tolerancia es posible superar las dificultades que se presenten en la vida en pareja”.

“Si a pesar de estar pasando por una crisis nos decimos buenas noches, significa que para la pareja su relación está por encima de cualquier incidente que pueda perturbarla”

Mark Goulston, psiquiatra clínico
 
10. Siempre se dicen “buenas noches”
No importa si habéis tenido una de esas broncas monumentales en las que os decís de todo menos bonito: desearse buenas noches lo cura todo. O, al menos, puede ayudar a que la relación se reconduzca. Así lo cree el psiquiatra clínico Mark Goulston, quien señala como otra de las claves de las parejas felices algo tan sencillo como darse las buenas noches. El experto explica en la publicación Psychology Today que “si a pesar de estar pasando por una crisis nos decimos buenas noches, significa que para la pareja su relación está por encima de cualquier incidente que pueda perturbarla”.